08 septiembre, 2006

Soñe q era presidenta

Soñé que un día asumía mi cargo

y comencé a gobernar mi país…

Sin hacer campaña políticas

ni promesas que no pudiese cumplir.

Soñé que las cárceles estaban vacías

y muchos colegios mandé a construir.

Porque había hambre de conocimiento

en los niños y jóvenes ¡ilusa de mi!

Que los docentes eran incentivados

y enseñar, más que labor, era un festín.

Que en las escuelas existía el respeto

y el maestro una autoridad al entrar y al salir.



Que los transportistas jamás hacían huelga

sus reclamos, siempre los cumplí.

Que las rutas eran transitables.

Ya que nadie las cortaba para hacerse oír.

Que visitar un cajero, era una salida guiada.

Porque nadie los asechaba para delinquir.

Que los negocios no estaban enrejados,

Ya que solo sus dueños lo podían abrir.

Que la seguridad era un derecho

y había que respetarlo si, ó sí .

Que sentarse en la vereda no era un sueño.

Sino una cita para con los vecinos departir.



Que los ancianos eran respetados

y no se los hacía sufrir; para pagarles migajas.

Por el tiempo que les resta por vivir.

Que empresas extranjeras

no se disputaban para llegar a invertir.

En la tierra que nos pertenece, porque nos costó

sangre humana mantener la identidad de nuestro país.

Que los profesionales terminaban su carrera

y no debían desprenderse de su raíz.

Porque para todos había trabajo, eso es lo que prometí.

La corrupción era una palabra ¡sucia!

Nefasta, inconcebible y ruin…



Se respiraba en todo lugar aire puro,

sin una partícula de hollín…

Los hospitales ¡un punto blanco

adonde no daba terror asistir.

Sabiendo que en medio de la enfermedad

reinaba la esperanza de un tratamiento a seguir.

Que no se pagaba un plus extra

menos abonar por sufrir...

Que no había concentraciones ni marchas

para lograr conseguir…

Que se detengan a los culpables

de crímenes y secuestros sin fin.



Que violar a un niño era una utopía

el de los instintos el más bajo, el más vil….

Y el que lo hiciera debería morir.

Que la libertad era un techo

donde todos buscaban refugio allí.

Que a la patria se la defiende trabajando

no con la amenaza de un fusil.

Que los decretos no me los cuestionaban

porque se los habían aprobado para regir

leyes parlamentarias dignas de cumplir.

Que a las empresas foráneas no se las debía admitir

que vengan a contaminar nuestro suelo.

Por tierra mar y cielo tiñendo nuestro sol de gris.



Que desterraba para siempre la mendicidad infantil,

devolviéndoles la inocencia y el derecho a ser feliz.

Primaba la honestidad y el respeto

desde el momento mismo que asumí

porque al tomar mi bastón de mando

cumplí con lo que prometí.

Porque al poner mi mano sobre "la Biblia"

Sabía lo que Dios demandaba de mí.

Pero ¿saben?... Les cuento un secreto….

En un momento me desperté del sueño

y un niño descalzo me vino a pedir

“una monedita” para comprar pan y leche.

Estando saturado de trigo y vacunos,

el sur de nuestro país…

Que me abatió la tristeza y tuve vergüenza.

Cerré los ojos y me volví a dormir.

Autora: Libia Carciofetti.

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